Todas nos hemos propuesto bajar esos kilos de más que hemos cogido en las Navidades. El gimnasio, la dieta...difíciles propuestas que hay que plantearse con muchas ganas y fuerza de voluntad. ¿Aún así no consigues adelgazar?
Hay
muchos malos hábitos que nos frenan cuando queremos perder peso, he
resumido alguno de ellos para compartirlo con vosotras. ¿Reconoces
alguno?
- Las propias dietas: Si, yo también he tenido la tentación de hacer una dieta por mi cuenta, pero soy consciente que no son saludables. Lo mejor es visitar un endocrino que te ayude y lleve un control. Ahorras riesgos para tu salud y te marcará unas pautas mucho más efectivas.
- Comer fuera: En casa siempre procuramos mantener una dieta más o menos equilibrada. Un menú sano y bajo en calorías, pero comer fuera de casa es todo un descontrol. No siempre puedes elegir la comida que quieres tomar y normalmente vas acompañada de amigos o compañeros que dirán lo típico de “Un día es un día”. Mucho cuidado con estos hábitos e intenta trasladar una dieta saludable fuera de casa.
- Alimentos bajos en calorías: El falso mito que hay detrás de estos alimentos es todo un mundo aparte. Los médicos aseguran que a pesar de tener menos calorías el cuerpo los metaboliza mucho antes y tienes hambre enseguida, por lo tanto vuelves a comer. Es un círculo vicioso.
- Dormir demasiado o muy poco: El modo y el tiempo que dormimos no sólo implica sentirte más o menos cansado el trabajo al día siguiente. Lo recomendable es dormir siete u ocho horas, ni más ni menos.
- Los aperitivos, una tentación odiosa: Tanto en casa como fuera de ella, siempre caemos en la tentación de picar algo de aquí o allí antes de comer. Este mal hábito está demostrado que es una de las causas más habituales por las que fracasa una dieta.Mucho ojo con ellos.
- Refrescos: Ni light, ni zero ni nada de nada. Todas sabemos la gran cantidad de azúcares que tienen los refrescos y pueden ser un gran handicap para lograr nuestro objetivo.
- Comer con calma: Ya me lo decía mi madre ¡Niña, come despacio!, y no le faltaba razón. El estómago se toma su tiempo para hablar con el cerebro y comunicarte que ya estás llena, si comes rápido tardarás más en llenar tu estómago y a la larga comerás mucha más cantidad.
¿Ya lo tienes claro? A partir de hoy fuera malos hábitos. Mucha suerte.
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